Y vuelve a unirse, agrándase, chispea,
y se eleva... Paréceme una idea
Que cambia formas, y aparece clara.
En su trémula lumbre, se adormece
Una suave leyenda milenaria,
Que templa el alma, el alma que padece
El invierno sin fin, que acerba ofrece
La realidad de la existencia diaria...
... Y canto al fuego, a su bondad sencilla
Que hace el bien, ignorando su destino;
Que brilla agreste, sin saber que brilla;
Como canto a la humilde florecilla
Que no sabe que alegra mi camino...
Leños que ardiendo alimentáis la llama,
Cesad vuestro dolor chisporroteante;
Dios que todo lo ve, Dios que nos ama,
Ve la piedad que vuestra luz derrama
Repartiendo el calor reconfortante.
No penséis, como el hombre, en la amargura
De volveros cenizas... Está escrito
Que al morir esa llama que fulgura,
El humo, remontando con premura
Ha de hundirse en la luz del infinito...
... No seáis como el hombre, que en la muerte
Piensa, olvidando el «más allá» bendito...
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