Página:Eduardo - Alberto Navarro Viola.pdf/50

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 49 —
XCVI

—Eduardo! me olvidaste; mas yo tengo
tu imájen esculpida en la memoria;
hablarte no pensé, porque no vengo
á atar los cabos de una vieja. historia...
Atiende: tocan vals.. —El tiempo es lüengo.
—Si; mas no admito escusa dilatoria.
—Quíeres alzarte el antifaz?—Al valse!
mañana es muy posible que lo alce.»

XCVII

Y en el monton compacto de la jente
que con perpétuo movimiento pása,
entraron—reclinadamuellemente
ella en Eduardo, que su talle enlaza.
Tenian, al andar, el impaciente
ardor con que la férvida torcaza
simula léjos ir de su pareja,
presa de la lascivia, y no le aleja.

XCVIII

A aparecer volvieron dos minutos
después; y dónde están? Allí se hünden
en la aglomeracion de disolutos
que como yerbas venenosas cunden;
porque, pagando al baile sus tributos,
con los descamisados se confunden
que bullen concertando sotto voce
los goces momentáneos de la noche.