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velocidad relativa es de 5 á 13 leguas por segundo, y por lo tanto, equivalente á la de los planetas. Esta velocidad, verdaderamente planetaria de los bólides y de las estrellas errantes (68), y la direccion bien comprobada de sus movimientos inversos á los de la Tierra, son los principales argumentos que se oponen ordinariamente á la hipótesis que atribuye el origen de los aerolitos á la existencia de pretendidos volcanes activos en la Luna. Ahora bien; cuando se trata de un pequeño astro desprovisto de atmósfera, toda suposicion numérica acerca de la energía de las fuerzas volcánicas tiene que ser por naturaleza arbitraria, y nada impide, por lo tanto, admitir una reaccion del interior contra la capa esterior, cien veces mas enérgica, por ejemplo, que en nuestros volcanes actuales: así podría esplicarse aun, cómo masas arrojadas por un satélite, cuyo movimiento se verifica de Oeste al Este, pueden parecemos animadas de un movimiento retrógrado, pues basta para esto que la tierra llegue mas tarde que aquellos proyectiles á la parte de órbita, que hubieran atravesado; pero si se considera el conjunto de hechos, cuya enumeracion he debido hacer, á fin de evitar la censura que se formula contra las teorías atrevidas, se verá que la hipótesis del orígen selenítico de estos metéoros supone un concurso de circunstancias numerosas, cuya realizacion solo podria efectuarse por la casualidad (69). Es mas sencillo admitir la existencia de pequeñas masas planetarias que estén circulando desde el origen en los espacios celestes, pues esta hipótesis está mas en armonía con las ideas, aceptadas ya, acerca de la formacion de nuestro sistema solar.

Es muy probable que muchas de estas masas cósmicas pasen muy cerca de nuestra atmósfera y continúen su curso alrededor del sol, sin haber esperimentado otro efecto, de la atraccion del globo terrestre, que una modificacion en la escentricidad de su órbita; y que luego no las