tes, é impiden reconocer fácilmente en ellos las relaciones y analogías de las formas. Ramal hay de ciertas curvas, que tiene una historia totalmente particular; pero entre los pueblos occidentales esta historia no se remonta á mas allá de la época memorable (13 de set. de 1492) en que el grande hombre que hizo el segundo descubrimiento del Nuevo-Mundo, reconoció una línea sin declinacion como á los 3° al Oeste del meridiano de una de las Azores, la isla de Flores (51). Esceptuando una pequeña parte de la Rusia, todo el resto de Europa tiene ahora una declinacion occidental, mientras que á fines del siglo XVII (en Londres 1657 y en 1665 en París), la aguja se dirigia exactamente hácia el polo: donde es de notar que á pesar de la pequeña distancia á que se hallan entre sí estas dos capitales, la diferencia de las dos épocas fué doce años. Dos escelentes observadores, Hansteen y Adolfo Erman, han señalado el admirable fenómeno que presentan las líneas de igual declinacion en las vastas regiones del Asia septentrional: cóncavas hácia el polo entre Obdorff del Obi y Turuchansk, son convexas entre el lago Baikal y el mar Ochotsk. En estas regiones del norte del Asia oriental, entre la cadena de Werchojansk, Jakoutsk y la Corea septentrional, las líneas isogónicas forman un sistema particular muy notable, cuya forma ovalada (52) se reproduce en escala mas estensa en el mar del Sud, casi bajo el meridiano de Pitcairn y del archipiélago de las Marquesas, entre los 20° de latitud boreal y 45° de latitud austral. Podrian atribuirse estos sistemas aislados, cerrados por todas partes y formados de curvas casi concéntricas, á propiedades locales del globo terrestre; pero si tales sistemas, en apariencia aislados, deben esperimentar desviaciones tambien en el trascurso de los siglos, deduciremos en conclusion que estos fenómenos, como todos los grandes hechos naturales, se refieren á causas mucho mas generales.
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