eléctrica está ordinariamente circunscrita á un pequeño espacio, fuera del cual no se altera el estado eléctrico general atmosférico. La tempestad magnética, por el contrario, estiende su influencia á una gran parte de los continentes, y deja sentir su accion (descubrimiento que tambien debemos á Arago) mucho mas allá de los lugares en que ha sido visible el fenómeno luminoso. No siempre que el cielo se cubre de nubes tempestuosas, ó que la atmósfera pasa con frecuencia de un estado eléctrico al opuesto, acontece que las descargas se manifiesten por medio de relámpagos. De igual manera pueden las tempestades magnéticas causar grandes perturbaciones en la marcha horaria de la aguja imantada, sin que el equilibrio haya de restablecerse desde el polo al Ecuador, ó aun del uno al otro polo, necesariamente por medio de la produccion de efluvios luminosos.
Para reunir en un solo cuadro todos los rasgos característicos de este fenómeno, conviene ante todo describir el nacimiento, y despues las diversas fases de una aurora boreal completamente desarrollada. Hácia el meridiano magnético del lugar en que se ha de realizar el fenómeno, el cielo, antes puro y sereno, empieza á encapotarse por el horizonte, formándose en él una especie de velo nebuloso que sube lentamente hasta llegar por último á una altura de 8 ó 10 grados; por entre este segmento oscuro, cuyo color pasa del negruzco al violado, se divisan las estrellas como á través de una espesa niebla. Otro arco mas ancho, pero de brillante luz, al principio blanco y despues amarillo, limita el segmento oscuro; pero como este arco luminoso aparece despues que el segmento, es imposible atribuir la presencia de este último, segun ha notado Argelander, á un simple efecto de contraste con el arco brillante (71). Medidas exactas han demostrado que el punto mas alto del arco luminoso no está situado en el meridiano magnético, sino que antes bien se aparta de él por lo comun