nueva estructura y un brillo que los hacen casi desconocidos. La teoría del metamorfismo se haya fundada desde luego que se ha logrado seguir paso á paso todas las fases de la trasformacion, y dar por guia á las inducciones del geólogo, las investigaciones directas de la química, sobre la influencia de los diferentes grados de fusibilidad, de presion y de enfriamiento. Cuando al estudio de las combinaciones de la materia preside una idea fecunda (58), puede la química esparcir vivísima luz desde el estrecho recinto del laboratorio en el campo de la geognosia, vasto taller de la naturaleza, en el que las fuerzas subterráneas han formado y metamorfoseado las capas terrestres. Pero si el elemento material nos es hoy bien conocido, no sucede lo mismo con la medida de las fuerzas que han obrado con tanta energía en el mundo primitivo. Y por lo mismo, el observador filósofo debe siempre tener fijas en su entendimiento, so pena de incurrir en falaces analogías, ó de no remontarse nunca á estensas miras acerca de los grandes fenómenos naturales, las condiciones tan complejas que han debido modificar antes las reacciones químicas. Que los cuerpos simples han obedecido sin duda en todo tiempo á las mismas afinidades es cosa indudable; si pues se encuentran todavía algunas contradicciones, el químico conseguirá las mas de las veces resolverlas, estoy seguro de ello, remontándose á las condiciones primitivas de la naturaleza que no se hayan reproducido idénticamente en sus trabajos.
Observaciones exactísimas hechas sobre una estension considerable de terreno, demuestran que las rocas de erupcion no se han producido con carácter de violencia y de desconcierto. Con harta frecuencia se ve, aun en los mas opuestos países, que el granito, el basalto ó la diorita, ejercen con regularidad hasta en los menores detalles su accion trasformadora sobre los estratos y capas del esquisto arcilloso, sobre los del calcáreo compacto y sobre los granos de