una série de consideraciones generales, cuyo órden no es arbitrario en manera alguna. En primera línea debe figurar la evaluacion de la cantidad de tierras levantadas sobre el nivel del mar. Viene luego el exámen de la configuracion particular de las grandes masas, en sentido horizontal (forma articulada de los continentes), y en sentido vertical (hipsometría de las cadenas de montañas). Por último, el cuadro se completa con la descripcion de dos envueltas que posee nuestro planeta; la una es general, á saber, la atmósfera, compuesta de fluidos elásticos; la otra es local, es decir, circunscrita solo á ciertas regiones: el mar, que limita la tierra firme y determina su figura. Estas dos envueltas de nuestro globo, el aire y el agua, constituyen un conjunto natural, y á ellas debe la superficie de la tierra la variedad de climas, segun las relaciones de estension superficial de la tierra y del mar, segun la forma articulada y orientacion de los continentes, segun la altura y direccion de las cadenas de montañas. Resulta de esta accion recíproca del aire, del mar y de la tierra firme, que los grandes fenómenos metereológicos no podrian comprenderse sin el auxilio de la geognosia. Por eso la metereología, la geografía de las plantas y la de los animales, no han hecho verdaderos progresos hasta la época en que esta dependencia mútua fué claramente reconocida. Es cierto que la palabra clima, designa constitucion particular de la atmósfera; pero esta misma constitucion se halla sometida por una parte á la influencia del mar, surcado en su superficie y en sus profundidades por corrientes dotadas de temperaturas muy diferentes; y por otra al de la tierra firme, cuya superficie articulada, accidentada y coloreada de mil maneras, ya desnuda, ya cubierta de bosques ó de céspedes, irradia el calórico con una intensidad estremadamente variable. En el estado actual de la superficie de nuestro planeta, la de la tierra firme es á la del elemento
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Apariencia