la imaginacion de Cristóbal Colon, y que Oviedo llama praderías de yerba. Un número inmenso de pequeños animales marinos habitan estas masas de eterna verdura, transportados aquí y allá por las blandas brisas que en estos lugares soplan.
Como se ve esta corriente pertenece, casi en su totalidad, á la parte septentrional del Atlántico, y costea tres continentes: Africa, América y Europa. Una segunda corriente, cuya baja temperatura he reconocido en el otoño de 1802, reina en el mar del Sud é influye de una manera sensible en el clima del litoral. Esta segunda corriente lleva las aguas frias de las altas latitudes australes, hácia las costas de Chile, baña dichas costas y las del Perú, dirigiéndose primeramente del Sud al Norte, y despues, á partir de la bahía de Arica, marcha del Sud-sud-este al Nor-nor-oeste. La temperatura de esta corriente fria no pasa entre los trópicos y en ciertas estaciones del año, de 15° 6, mientras que en las aguas mansas inmediatas, sube hasta 27° 5, y aun hasta 28° 7. Por último, al Sud de Payta, hacia la parte del litoral de la América meridional que sale al Oeste, la corriente se encorva como la misma costa, y se separa de ella yendo de Este á Oeste; de suerte que continuando con rumbo hácia el Norte, el navegante abandona la corriente y pasa de una manera brusca del agua fria al agua caliente.
Ignoramos á qué profundidad se detiene el movimiento de las masas de aguas calientes ó frias que asi son arrastradas por las corrientes oceánicas; el reflejarse la corriente de la costa meridional del África en el banco de las Lagullas, cuya profundidad es de 70 á 80 brazas, induce á sospechar que aquel movimiento se propague hasta las mas hondas capas. Merced á un descubrimiento del venerable Franklin, el termómetro ha llegado á ser hoy una verdadera sonda. Con efecto, casi siempre es posible reconocer