bastante mal elegida de la innocuidad de los cometas; habla el filósofo del cometa «quem nos Neronis principatu lœetissimo vidimus et qui cometis detraxit infamiam. "
^(58) Pág. 103.— En Popayan (latitud boreal 2°26', altura sobre el nivel del mar, 1793 m.) En 1788, uno de mis amigos, persona muy instruida, vió en pleno dia un bólide tan brillante, que iluminó por completo toda su habitacion, á pesar de la luz solar cuyo resplandor no estaba debilitado por nube alguna. En el instante de su aparicion, el observador se hallaba de espaldas á la ventana; y cuando se volvió, una gran parte de la trayectoria recorrida por el bólide, brillaba aun con mucha intensidad. En lugar de la repugnante espresion de Sternschnuppe (literalmente pavesas de estrellas) preferiria otras espresiones de alemán no menos castizo como Sternschuss ó Sternfall (en sueco Stjernfall; Star-shoot en inglés y Stella Candente en italiano), si no me lo hubiera impedido la obligacion que me he impuesto de evitar escrupulosamente en mis escritos, las palabras inusitadas, cuando se trata de cosas conocidas generalmente y bien determinadas en el lenguaje ordinario. El vulgo en su física grosera cree que las luces celestes necesitan ser despabiladas como si fueran candiles. Sin embargo, he oido otros nombres menos agradables aun en los bosques próximos al Orinoco y en las solitarias orillas del Casiquiare; los indígenas de la mision de Yasiva (Relat. hist. du Voyage aux régions équinoxiales, t. II, p. 513), llaman á las estrellas errantes, orina de las estrellas, y al rocio que se deposita en perlas sobre las preciosas hojas de la heliconia, saliva de estrellas. El popular mito de los lituanos acerca del orígen y significacion de las estrellas errantes, indica mas elegancia y nobleza en esa facultad de la imaginacion que da á todo una forma simbólica: «Cuando nace una criatura, Werpeja tuerce para él el hilo de su destino; cada uno de estos hilos se termina en una estrella. En el instante de la muerte, el hilo se rompe y la estrella cae, palidece y se apaga.» Estas palabras están estractadas del libro de Jacobo Grimm, Deutsche Mithologie, 1843, p. 685.
^(59) Pág. 103.—Segun la relacion de Denison Olmsted, profesor del colegio de Yale en New-Havre (Connecticut). Véanse los Annalen der Physik de Poggendorff, t. XXX, p. 194. «Keplero, dicen, ha desterrado de la astronomía los bólides y las estrellas errantes. Segun él, estos meteoros son engendrados por las exhalaciones terrestres y van en seguida á perderse en las altas regiones etéreas.» Sin embargo, acerca de esto se ha esplicado con suma reserva. «Stellæ candentes, dice, sunt materia viscida inflammata. Earum aliquæ inter cadendum absumuntur, aliquæ vere in terram cadunt, pondere suo tractæ. Nec est dissimile vero quasdam conglobatas esse ex materia fœculenta, in ipsam aurara ætheream