de las leyes, ya se revelen en los movimientos del Océano, en la marcha calculada de los cometas, ó en las atracciones mútuas de las estrellas múltiples, aumenta el sentimiento tranquilo de la naturaleza, cual si «la discordia de los elementos,» constante fantasma del espíritu humano en sus primeras intuiciones, se debilitara á medida que las ciencias estienden su imperio. Las miras generales nos acostumbran á considerar cada organismo, como una parte de la creacion entera, á reconocer en la planta y en el animal, no la especie aislada, sino una forma unida en la cadena de los séres, á otras formas vivientes ó muertas; ayudándonos á conocer las relaciones que existen entre los descubrimientos mas recientes y los que los han preparado. Retirados á un punto del espacio, recogemos con mayor avidez lo que se ha observado bajo diferentes climas. Complácenos seguir á los audaces navegantes hasta en medio de los hielos polares, hasta el pico del volcan del polo antártico cuyos fuegos son visibles durante el dia á grandes distancias. Llegamos aun á comprender algunas de las maravillas del magnetismo terrestre, y los resultados que pueden esperarse hoy de las numerosas estaciones diseminadas en los dos hemisferios, para espiar la simultaneidad de las perturbaciones, la frecuencia y la duracion de las tempestades magnéticas.
Séame permitido adelantar por el campo de los descubrimientos cuyas consecuencias no pueden ser apreciadas sino por aquellos que se han dedicado á los estudios de la física general. Ejemplos escogidos entre los fenómenos que han fijado especialmente la atencion en estos últimos tiempos, esparcirán nueva luz sobre las consideraciones precedentes. Sin un conocimiento preliminar de la órbita de los cometas, no se comprenderia cual es la importancia que tiene el descubrimiento del cometa de Encke, cuya órbita elíptica, está incluida en los estrechos límites de nues-