y Aristóteles de 35, así como los epiciclos trasmitidos 4 la edad media por Hiparco y Tolomeo, no como esferas sólidas y materialmente existentes, sino mas bien como conceptiones imaginarias, es cuestion que no me atrevo á decidir por mí "mismo, aunque me incline hácia el partido de las concepciones imaginarias. Lo mas cierto es que á mediados del siglo XVI, cuando fué acogida la teoría de las 47 esferas homocéntricas, propuesta por el sábio polígrafo Girolamo Fracastor, y cuando, mas tarde, los adversarios de Copérnico lo pusieron todo en juego para defender el sistema de Tolomeo, era aun mu y general la creencia en la realidad de las esferas, círculos y epiciclos, particularmente favore— cida por los Padres de la Iglesia. Tycho-Brahe se jacta espresamente de haber sido el primero que demostró, por sus consideraciones sobre las órbitas de los cometas, la imposibilidad de las esferas sólidas y de haber así destruido aquel ingenioso andamiaje. Llenos de aire estaban para él los espacios del Cielo, pensando que este medio, quebrantado por el movimiento de los cuerpos celestes oponia cierta resistencia de que nacian armoniosos sonidos. Rothman, cuya organización era poco poética, creyó necesario refutar esta renovacion del mito de la armonía de Pitágoras.
El gran descubrimiento de Keplero, fundado en que todos los planetas describen elipses alrededor del Sol, el cual ocupa uno de los focos de aquellas elipses, ha separado por fin del sistema de Copérnico los círculos escéntricos y todos los epiciclos que le constituian en su orígen (39). La estructura del mundo planetario apareció entonces en su realidad objetiva y en su noble sencillez, como una obra de admirable arquitectura. Pero estaba reservado á Newton el descubrir el juego y la conexion de las fuerzas interiores que animan y conservan el sistema del Mundo. Los hombres que han perseguido el desenvolvimiento progresivo del co nocimiento humano, han tenido frecuente ocasion de notar TOXO Y
