(97) Pág. 278.—Colon habia observado ya este hiccho. Véase Vida del Almirante, c. 39; Esamen critique, t. IV, p. 253, y Cosmos, t. [, p. 440.
(95) Pág. 25.—El Almirante, dice Fernando Colon (Vida del Almirane, c. 38), atribuia á la estension y al espesor de los bosques que cubrian la falda de las montañas, la abundancia de las lluvias refrescantes de que disfrutó todo el tiempo que costeó la Jamaica. Con esta ocasion. ohserva en su Diario de viaje, «que otras veces las lluvias no eran menos abundantes en Madera, en las Canarias y en las Azores; pero que alesde que se habian cortado los árboles que proporcionaban sombra, las lluvias se habian hecho mas raras en aquellas comarcas.» No se ha pres¿ado atencion alguna á esta advertencia durante tres siglos y medio.
(99) Pág. 278.—Cosmos, t. I, p. 316; Examen critique, etc., t. IV, p, 294: Asie centrale, t. WM, p. 235. La inscripcion de Adulis, anterior cerca de 1500 años á Anghiera, habla de las nieves de Abisinia, en las cuales se hunden los caminantes hasta las rodillas. Véase Bxckh y J. Franz, Corpus Inscriptionum greecarum, t. Ul, n.2 35127.
(100) Pág. 279.—Leonardo de Vinci dice acertadamente respecto ú este método: «Questo e il méthodo da osservarsi n'"ella ricercade fenomeni della natura.» Véase Venturi, Essai sur les ouvrages physico-natematiques de Leoaard de Vinci, 1191, p. 31; Amoretti, Memorie storiche sú la vita dí Leonardo da Vinci, Milano, 1804, p. 143 (en su edicion del Trattato della Pittura. t. XXXIII de los Clásicos Italianos); Whewell, Philosof the inductive Scienres, 1840, t. IL. p. 368-370; Brewster, Life ob Newton, p 332. Los trabajos fisicos de Leonardo de Vinci datan en su mayor parte de 1498.
(101) Pág. 280.—Obsérvase en las mas antiguas relaciones delos Espamoles que se despertó repentinamente la atencion de los marinos sobre los fenómenos naturales. Diego de Lepe, por ejemplo, como sabemos por un testimonio que aparece en el proceso del fiscal contra los herederos de Colon, reconoció en 1499, por medio de una vasija de válvula, que no se abria sino en el fondo del mar, que á una distancia considerable de la embocadura del Orinoco el agua ¡iel mar está recubierta por una capa de agua dulce de seis brazas de espesor. Véase Navarrete, Viajes y descubrimientos, t. 111, p. 349. Colon sacó al Sud de la isla de Caba agua blanca como leche, «blanca como si se la hubicra echado harinan con ohjeto de tracrla á España en botellas (Vida del Almirante, p. 56). Yo he estado en los mismos lugares determinando longitudes, y me ha sorprendido que el anciano Almirante haya podido, con su esperiencia, mirar como un fenómeno nuevo el color blanco del agua del mar, tan frecuontemente enturbiada en los bajíios. Por lo que toca al Gulí-Strcam,
