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ven para determinar las longitudes que Falero debia á las inspiraciones: de su demonio familiar, véase Herrera, dee. 1, 1. If, e. 19: y Navarrete t. V, p. LXX VIT. Mas tarde, Alonso de Santa Cruz, el mismo que intentó, como en 1525 el boticario de Sevilla Felipe Guillen, determinar las longitudes por la variacion de la aguja imantada, hizo proposiciones mposibles de ejecutar para llegar á este resultado por la transposicion del tiempo. Sus cronómetros eran relojes de arena y elepsidros, rodages movidos por pesos colgantes y hasta mechas mojadas de aceite que se esnsumian exactamente en el mismo espacio de tiempo. Pigalfetta (Transunto del trattato di Navigazione, p. 219), recomienda las alturas de la Luna en el meridiano. Américo Vespucio dice con mucha sencillez y verdad, respecto de esos métodos lunares para la determinacion de las longitudes: «La ventaja que ofrecen vienen del corso piu leggier de la Luna.» Véase Canovai, Viaggí, p. 37.

(15) Pag 292.—La raza americana, que se estiende igualmente por doquiera desde los 63% de latitud Norte hasta los 53% de latitud Sud, pasa directamente de la vida cazadora á la vida agrícola, sin pasar por la vida pastoril. Esto es tanto mas notable, cuanto que los bisontes errantes por rebaños innumerables, y que pueden domesticarse, dan una gran cantidad de leche. Se ha concedido poca atencion á una particularidad citada por Gomara en su Historia general de las Indias, e. 214; y esque al NorVeste de Méjico, á los 40% de latitud, habia todavía en el siglo XVI una poblacion cuya mayor riqueza consistia en rebaños de bisontes doméstiens (bueyes con giba). Esos animales suministraban á los naturales vestidos, alimentos, y una bebida que era sin duda la sangre; porque es un rasgo que parece haber sido comun, antes de la llegada de los Europcos.. á todos los habitantes del Nuevo Mundo, así como tambien á los de la China y de la Cochinchina, la antipatía hácia la leche, ó al menos el no haber hecho uso de ella para nada. Véase Prescott, Conquest of Mexico, t. TIT, p. 416. Es cierto tambien que en toda la parte montañosa de (Juito, del Perú y de Chile, hubo en todo tiempo rebaños de llamas domesticadas; pero esta riqueza pertenecia á poblaciones establecidas sobre: el suelo y que vivian del cultivo. No se ha encontrado en las cordilleras de la América meridional ninguna huella de la vida pastoril. ¿Qué podian ser, pues, los ciervos domesticados que se sustentaban cerca de la Punta de Santa Elena, y cuya mencion veo en Herrera, dec. JI, 1. X, e. 6., donde dice: «esos ciervos que dan leche y queso, y se crian en casa?» ¿De qué fuente ha tomado ese dato? No puede provenir de una confusion con las llamas sin cuernos y sin astas de la fria region de las montañas, de las que afirma Garcilaso en sus Comentarn reales (1.? parte,. Il. Y, ec. 2, p. 133), que en el Perú, y particularmente en la meseta de Collao, se las uncia al arado. Y. Pedro de Cieza de Leon, Chronica del