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dad, tigurada en su lenguaje, pero clara y sencilla en sus pensamientos, se complace en volver sobre las mismas comparaciones con una regularidad casi rítmica.

Los libros del Antiguo Testamento, considerados como obras de literatura descriptiva, reflejan fielmente la natu raleza del país en donde vivian los Hebreos, representando las alternativas de desiertos, llanuras fértiles y bosques sombríos que ofrece el suelo de la Palestina, é indicando todos los cambios de temperatura por el órden en que se verifican, las costumbres de los pueblos pastores y su apartamiento hereditario de la agricultura. Las narraciones épicas ó históricas son de una estremada sencillez y quizás mas desnudas de adorno que las de Herodoto. Merced á la uniformidad que se ha conservado en las costumbres y en los hábitos de la vida nómada, los viajeros modernos han podido confirmar la verdad de aquellos cuadros. La poesía lírica está mas adornada y desarrolla la vida de la Naturaleza en toda su plenitud. Puede decirse que el salmo 103 es por sí solo un bosquejo del mundo. «El Señor, revestido de luz, ha estendido el cielo como una alfombra y ha fun— dado la tierra sobre su propia solidez, de suerte que no vacilase en toda la duracion de los siglos. Corren las aguas de lo alto de las montañas á las cañadas hasta los parajes que les han sido asignados á fin de que nunca traspasen los límites prescritos, sí bien apaguen la sed de todos los animales de los campos, Las aves del cielo cantan entre el fo— llaje. Los árboles del Eterno, los cedros que Dios mismo ha plantado, levántanse llenos de sávia; los pájaros forman allí su nido, y el azor construye su habitacion sobre los abetos. » En el mismo salmo está descrito el mar «donde se agita la vida de innumerables séres. Por él surcan las naves, y en él se mueven los mónstruos que tú, oh Dios, has creado para que libremente sesolacen.» La siembra de los campos, el cultivo de la viña, que alegra el corazon del hombre, y el

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