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BASES Y CONSECUENCIAS DE LAS TEORÍAS DE LA RELATIVIDAD

causa y el efecto. En verdad parece que esta continuidad existe únicamente en nosotros y quizá no sea otra cosa que el reflejo de la constancia del sujeto, aunque esta misma constancia es cosa bastante frágil, como lo hace notar Ernesto Mach en su libro Contribuciones para el análisis de las sensaciones (1885). La continuidad entre dos percepciones es una cosa muy relativa que depende de la capacidad de nuestros sentidos, de modo que no se puede decir que para una serie de percepciones que están en un conexo causal rigen otras leyes respecto a su observación que para una serie de percepciones sin relación causal.


La causalidad como orden de una serie de percepciones.—Los puntos que tienen una distancia menor de un écimo de milímetro, se confunden a simple vista en un solo punto o en un pequeño trazo continuo, y cuando dos percepciones visuales cualesquiera se suceden con cierta velocidad nos dan la impresión de una sola o de una serie de percepciones continuas. El gran filósofo inglés Hume decía que llamamos causalidad el hecho que ciertos fenómenos ocurren siempre en el mismo orden y que es únicamente la costumbre la que nos hace creer en relaciones necesarias. Tenemos, pues, el derecho de considerar un movimiento cualquiera como una serie de percepciones y estas percepciones dependen primero de los sentidos del observador, pero las impresiones que reciben estos sentidos dependen, a su vez, de la posición y del movimiento que efectúa el observador respecto al foco exterior de las percepciones.


La causalidad y la velocidad de la luz.—Flammarion, el conocido astrónomo francés, imaginó un ser que se alejase de la tierra con una velocidad mayor que la de la luz. Este ser podría, entonces, alcanzar a los rayos de luz que hace siglos salieron de la tierra y ver, de este modo, lo que ocurrió en los tiempos pasados en orden cronológico inverso. Esta especulación fantástica tiene un valor muy instructivo, porque pone de relieve la importancia de la velocidad de la luz para todas nuestras observaciones y nos hace comprender que puede existir una relación entre esa velocidad y el concepto del tiempo; pero al mismo tiempo se comprende que la velocidad de la luz podría ser un concepto de límite por las consecuencias completamente absurdas a que lleva la suposición de que un cuerpo se mueva con aquella velocidad. Sean A y B dos móviles en el espacio; O1, y O2, dos observadores. Desde A y B se emite señales de luz. Estas señales