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CAPITULO IV.


EMPATES ORDINARIOS.


Cuando no solo no puede ganarse una partida, sino que por el contrario hay casi probabilidad de perdcrla, es preciso ver de quedar empate. Con este fin se sacrifican casi todas las piezas sin conservar mas que el Rey y la Torre de la Dama, tanto para ocultar su proyecto como para llevarle mas Seguramente á cabo. Despues se pone el Rey bajo el empate, persiguiendo con la Torre el Rey adverso que tiene que tomarle ó verse espueslo á un jaque perpetuo.