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XXIV
POR TELEFONO
Varios dias despues, presentóse en casa de Ernesto, un jóven que hemos entrevisto apénas: el cómplice de Dupont, el reporter que habia publicado la noticia que tanto daño causó á nuestro amigo.
— No esperaba que Vd. me hiciera el honor de visitarme, dijo Ernesto, despues de saludarlo.
— Lo creo. Esta visita debió ser hecha ántes, pero desgraciadamente no sabia las señas de su casa de Vd.
— Segun eso, Vd. tiene que comunicarme algo.
— Sí. Voy á hablarle de un asunto que le interesa muchísimo.
— Tome Vd. asiento. Estoy á su disposicion.
El jóven se sentó.