ROSA BAZÁN DE CÁMARA 23 A s
rio que surge siempre de este complejo que es emo- cional y si ello no existe, la poesia no vivirá.
No serán los hechos los temas de la futura poe- sía; éstos son cosa muerta, inercia incapaz de des- arrollar ninguna energía vital, serán sí los efectos de esos hechos, o las reacciones que ellos producen en el espíritu, agitando nuestra emoción, lo único capaz de crear belleza y, por lo tanto, una poesia verda- dera. Ya lo dijo Goethe: “En un reflejo cromático tenemos la vida”.
- oro*
Y ahora, pasemos al colorido suave o áspero o al dolor de vida colado a través de la sensibilidad de emotivas o cerebrales que esta antología transparenta.
En la poesia femenina argentina se nota sobre todo un alma moral con transfiguraciones místicas, de intensidad religiosa y afectiva, cualidad de los espiritus que están más ajenos a la materialización de la civilización excesiva. La mujer como más intui- tiva, está más cerca de la verdadera vida fundamen- tal y primaria, casi podría decirse, más cerca de la raigambre vital del mundo y más propensa a las trans- formaciones afectivas fundamentales: el misticismo religioso y amoroso, que es como un rincón de la subconciencia donde el yo siempre cohibido por el “ello moral” va a descansar de la ficción diaria y de la ansiedad de vivir... Pero, a pesar de todo, es de temer que Dostoiewski haya dicho: “El alma de la mujer es el campo de batalla donde luchan desde el principio del mundo, Dios y Satán”.