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482 ANTOLOGÍA DE LA POESÍA FEMENINA ARGENTINA

bendiciendo se extienden, o se juntan piadosas; en las manos artistas, noble carne de ideas,

en las que siembran mieses y tejen melopeas; en las siempre sumisas aunque el hierro taladre, y en las manos benditas que atesora mi madre.

¡Las manos, como nadie, son a tu semejanza, porque forjan y crean, porque son esperanza!

AVE, AMOR

Ave, Amor, que eres nervio, sacrificio, ternura, holocausto divino de la humana criatura.

Surco abierto a la espera de todas las simientes, manantial que alimentas innumerables fuentes, brinda el fruto y el agua: tu don inestimable llene a los ambiciosos y colme al Insaciable. Sólo tú, en estos pechos de honda desolación, harías el milagro de una resurrección.

Salve firme camino de todos los caminos donde posan su planta todos los peregrinos;

fe y tesón de los sabios, credo de los artistas, sueño de las empresas, gloria de las conquistas.

¡Salve fuerza indomable de una mar sin atajo! ¡Recio brazo que empujas en la lid del trabajo! ¡Salve Numen glorioso que eres ritmo del verso donde canta la vida de todo el universo!

¡Ave a ti, el Invencible, cuyo augusto poder, jamás nadie, y con nada, conseguirá vencer!