IRENE BARTHALOT 87
Señor, acuérdate también de los ancianos que no tienen hogar.
De los que nunca vieron. De los que hablar no saben, de los que piden pan.
Apiádate de todos, Señor, mismo del malo que no espera perdón.
y ten doble clemencia para aquellos que nunca sintieron compasión.
POR LA PRIMERA VEZ (Inédito)
Por la ventana abierta miré morir el día. Dormían los molinos. El ganado pacía en los prados cruzados durante mi niñez y que yo ver creyera por la primera vez.
Guardián de aquella paz, de esa quietud vetusta, cual mudo centinela que vela tumba augusta: guardián de aquella paz, ví perdido un ciprés y dije: “el campo es triste”, por la primera vez.
Luego, a Dios elevé la oración más ferviente que nacida en mi alma formulara mi mente: “Señor, que yo no sea jamás ese ciprés, Señor no me desoigas por la primera vez”.