Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/281

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

ve acaricia la faz de Pavel Ivanich. Se oyen voces, ruido de remos. Bajo la ventanita alguien vocea aguda, desagradablemente, tal vez un chino que se ha aproximado en un bote.

— El barco ha hecho escala en algún puerto—dice Pavel Ivanich, sonriendo—. Un mes más y estaremos en Rusia. Sí, queridos señores, como ustedes la oyen. Yo me iré a Jarkov, directamente, desde Odessa. Allí tengo un amigo, un periodista. Iré a su casa y le diré: «Deja tus temas escabrosos relacionados con el sexo débil y el amor, deja de cantar las bellezas de la naturaleza; yo te daré un tema más interesante. ¡Zahiere sin piedad a la indecente bestia humana!»

Se queda sumido unos instantes en sus reflexiones, y dice:

—¿Sabes, Gusev, cómo se la he pegado?

—¿A quién?

—A los señores de la administración del barco. Mira, aquí no hay más que primera y tercera clase. En tercera sólo se admite a los mujiks. Si vas de americana y tienes alguna semejanza, aunque sea muy remota, con un señor o con un burgués, estás obligado a viajar en primera. ¡Y eso cuesta quinientos rublos, muchacho! La administración, ya ves, no puede permitir que un hombre que no es un mujik, viaje en compañía de los mujiks, fundándose en que se viaja muy mal. Pero, ¿y si yo no puedo pagar los quinientos rublos para tener el gusto de viajar en primera, entre los señores? Yo no he hecho negocios sucios, no he robado al Estado, no me he dedicado