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Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/297

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Hace la tracción.

—¿Ve usted? Así... Asi...

—Son ustedes nuestros ángeles guardianes... El Señor les ha dado la ciencia...

—No hable usted... No se mueva. Esta muela es muy fácil de arrancar, mas ocurre a veces... sobre todo cuando sólo queda la raíz... Esto no es nada... Una, dos, tres, y se acabó...

Coge la muela con las tenazas.

—No se mueva usted... dificulta la operación... Una, dos, tres... Sobre todo, hay que coger bien la muela con las tenazas.

Comienza a tirar.

—De lo contrario, se puede romper, dejando raices... Un instante... paciencia.

Continúa tirando.

—¡Dios mío!— grita el enfermo—. ¡Virgen santa!

—¡Pero permanezca usted tranquilo... Si me agarra la mano... Vamos, sea usted razonable. Le digo que esto no es nada... Una, dos...

Sigue tirando.

—Una, dos, tres... No crea usted que es tan sencillo.

—¡Aaaah!—grita con voz ahogada el enfermo—. ¡Dios mío! ¡Tire usted de una vez! ¡No vamos a acabar nunca!

—Espera, imbécil! ¡No es esto tan fácil como te figuras.. La cirugía es una ciencia complicada... hay que entenderla... cállate y no te muevas... Un instante... Ahora... Una, dos, tres...

El enfermo, atormentado por el dolor, levanta las