Página:Anton Chejov - Historia de mi vida - Los campesinos.djvu/444

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
57

dose ante las ventanas abiertas de una casa, que parecía más nueva y rica que las otras, Olga saludó y dijo con voz aguda y lánguida:

—¡Buenos cristianos, una limosnita por el amor de Dios! ¡Vuestros difuntos alcanzarán el reino de los ciclos y el reposo eterno!

—¡Buenos cristianos—canturreó Sacha—, una limosmita por el amor de Dios..., aunque sea un centimito!