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Momentos después roncaba.
Iván Ivanovich no podía dormir. Habiendo intentado en vano conciliar el sueño, se levantó, salió de la porchada y, sentándose en el umbral de la puerta, encendió la pipa.
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Momentos después roncaba.
Iván Ivanovich no podía dormir. Habiendo intentado en vano conciliar el sueño, se levantó, salió de la porchada y, sentándose en el umbral de la puerta, encendió la pipa.