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Página:Apología de Sócrates por Jenofonte (1871).djvu/8

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razon y ese buen sentido que se hallan esparcidos como una luz dulce y suave en todos los escritos que le recomiendan á la memoria de la posteridad.

Ya hemos dicho como fué salvado por su maestro en el combate librado bajo los muros de Delium. En otro combate fué hecho prisionero por los beocios, y á esta desgracia debió la fortuna de recibir las lecciones de Prodico de Céos. Puesto en libertad asistió á la escuela del retórico Isócrates.

Sirvió en muchas campañas de la guerra del Peloponeso y en ellas se formó su experiencia militar. A esta época de su vida atribuyen los críticos alemanes la publicacion de algunos de sus escritos como el Banquete, el Hieron y las Rentas áticas.

Púsole en relaciones con Cyro un condiscípulo suyo, Próxenes, jóven beocio á quien conoció en la escuela de Sócrates. Residia su amigo en Sardes, y le invitó á compartir con él los favores del príncipe. La perspectiva de un viaje á Oriente, y las promesas de una vida de agitacion y de aventuras fueron incentivos tan poderosos para Jenofonte que se decidió á partir, en verdad no con entera satisfaccion de su maestro quien previó las sospechas que habian de recaer sobre él por esta expedicion. Y en efecto, no le valió haber capitaneado gloriosamente á sus compatriotas en la famosa Retirada de los diez mil, cuyos conmovedores episodios hasta el regreso casi inesperado de los griegos á su pátria pueden leerse en uno de sus mas bellos escritos, (La Anábasis); no le valió ser como hombre un filósofo grave y útil, como militar un valiente, ni un varon de clarísimo entendimiento: pues su amistad con Cyro, sus relaciones con Agesilao y la defensa noble y enérgica que hizo del Maestro en sus dos escritos La Apología y las Memorias de Sócrates, todas estas circunstancias le valieron un decreto