pasado al tesoro comun de los convencimientos conquistados por toda la sociedad arjentina.
Luca, discipulo de Fernandez en el Colegio de San Cárlos, era gran conocedor de los maestros latinos, y comete al comenzar aquella composicion una figura verdaderamente horaciana, imitando aunque remotamente, la profecia de Nereo. "Muéstrase sobre las aguas, el PARANÁ, con serena frente hablando á la prole hermosa de la victoria." "Abandonad, (les dice), la molicie de las ciudades y el lujo corruptor que entregó á Roma, cuna de los Camilos y los Fabios, al poder del Godo. No durmais imprudentes en el ocio muelle de una paz engañosa. Corred á los campos hoy desiertos, á esa vastisima llanura que como el mar no tiene horizontes. Mejorad alli la raza del caballo jeneroso: esquilad el bello a que defiende al hombre de las injurias del invierno; y acreced el número del útil animal que sabe romper el seno de la tierra con el corvo filo del arado. Los campos llenos ahora del espinoso cardo, se cubrirán de las rubias espigas de Céres y se fundarán con el trabajo pueblos venturosos y en tanto número como las estrellas. Crecerán á par de vuestros hijos los árboles cargados de frutos y de sombra, y de misterio para los castos amores. La fama de tamaña ventura resonará en los climas remotos, y los pueblos desgraciados que beben las frias aguas