para impedir á los corsarios marroquíes la navegación del Océano, meditaba nuestra corte la conquista de la Mamora, fortaleza hoy destruida y situada no lejos de El-Araisce ó Larache. Encargóse la expedición á don Luis Fajardo, capitán general del mar Océano, con seis mil quinientos hombres de desembarco que transportó en noventa y un bajel y muchos capitanes de nombre, entre los cuales se contaban el conde de Elda, que gobernaba las galeras de Portugal, y el duque de Fernandina, que tenía el mando de las de España; el maestre de campo Jerónimo Agustín, el famoso Cristóbal Lechuga, que hacía de mayor general, y el ingeniero Cristóbal de Rojas.
En Agosto de 1614 se presentó la escuadra delante de la Mamora. Habían echado los moros tres barcos á fondo en la entrada de la ría para impedir el paso, y no fué posible arrimarse á la playa en algunos días por el mal tiempo; así es que, cuando ya fué posible el desembarco, había acudido alguna gente mora á impedirlo. Sin embargo, los duques de Elda y de Fernandina barrieron con sus galeras la playa, y, al abrigo de sus fuegos, saltaron en breve tiempo á tierra hasta dos mil soldados con pérdida de uno solo, y se formaron en escuadrón. Marcharon en seguida sobre el fuerte que defendía la ría, y se entró con poca resistencia. El almirante Vidazábal, entretanto, para distraer á los moros, cañoneó á Salé; y los demás buques de la escuadra destruyeron los corsarios, no sólo berberiscos, sino aun de aventureros europeos que había ocultos en aquellas ensenadas. Comenzóse en seguida á fortificar una eminencia y á ocupar bien el lugar, y se pidieron con urgencia refuerzos á España. Conmovióse todo el reino