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Página:Apuntes para la historia de Marruecos.djvu/284

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APUNTES

vas y lentas; que el ano de 1860 ha cumplido con su misión, y que es menester que otros años futuros se encarguen de hacer lo que falta. Lo que hay es que el éxito de mañana exige la paciencia y la espera de ahora. Lo que hay, finalmente, es que con nuestra frontera al pie de Sierra Bullones, podemos esperar á que la conquista ó el influjo pacífico de nuestra cultura, preparen á nuestros hijos ó á nuestros nietos la completa realización de la obra civilizadora que ellos solos deben cumplir, y que el mundo entero está interesado en que tarde ó temprano se cumpla en África. No es posible que la barbarie sea eterna sólo en la España tingitana; no sería digno, ni político, ni posible tampoco, que otra nación que la nuestra se encargase de desterrarla de nuestra vista. Lo mismo decimos hoy que hace algunos años, acerca de este punto. No ha hecho, pues, el duque de Tetuán en África todo lo que está llamada á hacer allí la raza española; esto es para nosotros evidente. Pero ¿habrá quien le dispute en lo porvenir la honra insigne de haber comenzado esta grande empresa? No; es una cosa también evidente á nuestros ojos. Y eso, aunque el porvenir nebuloso del mundo en nuestros días, nada diga á la posteridad en favor de la moderación y de la reserva con que ha iniciado el duque de Tetuán nuestra política en África. Porque no hay que olvidar que los sucesos tienen de tiempo en tiempo semejanzas extrañas. No ha mucho que al saberse las exigencias imperiosas de Inglaterra para que no ocupásemos á Tánger, hemos visto reanimarse en España las muertas cenizas del pacto de familia; la política de Floridablanca y de Godoy parecía justificada de un golpe; no faltó más que una escuadra que juntar á las naves