lo tenia un brazo y modales bastante escéntricos, y persona muy conocida de casi todos los que han visitado á New-Bedford. Estuve en su escuela hasta la edad de diez y seis años y la dejé entonces por la academia de Mr. E. Ronald, situada en la montaña. Allí intimé relaciones con el hijo de Mr. Barnard, capitan de navío que viajaba ordinariamente por la casa Llody y Vredemburg; Mr. Barnard es muy conocido tambien en New-Bedford y estoy seguro de que tiene muchos parientes en Edgarton.
Su hijo se llamaba Augusto y tenia dos años mas que yo próximamente. Habia hecho un viage en el ballenero John Donaldson y me hablaba sin cesar de sus aventuras en el Occéano Pacífico del Sur. Iba frecuentemente con él á casa de su familia donde pasaba el dia y algunas veces toda la noche, dormíamos en la misma cama y él estaba seguro de tenerme despierto casi hasta la aurora refiriéndome una multitud de historias sobre los habitantes de la isla de Tinian y de otros sitios que habia visitado en sus viages. Al fin vino á interesarme muy particularmente todo lo que me decia y poco á poco concebí el mas violento deseo de ir á la mar. Yo poseia una canoa con velas que se llamaba el Ariel y que valia unos setenta y cinco dollars: tenia puente con parapeto y aparejos de sloop. He olvidado su porte, pero podía llevar diez personas sin gran