Página:Aventuras de Sherlock Holmes - Tomo I (1909).pdf/129

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
127
de Sherlock Holmes

«Yo tomé el sobre y ví, trazadas con tinta roja en la parte interior, la letra K tres veces repetida. Dentro del sobre no había habido otra cosa que las cinco pepitas secas. ¿Cuál podia ser la razón de su abrumador terror? Me levanté también de la mesa del desayuno, y al subir la escalera me encontré con él que bajaba llevando en una mano una vieja y mohosa llave que debía ser de la buhardilla, y en la otra un pequeño cofre de bronce, como los que sirven para guardar dinero.


—Pueden hacer lo que quieran, pero yo contrarrestaré todavía su acción—dijo, con una imprecación.—Dí á María que hoy necesito fuego en mi cuarto, y envía á llamar á Fordham, el abogado de Horsham. I «Hice lo que me ordenaba, y cuando el abogado llegó me avisaron que mi tío me quería ver en su cuarto. El fuego ardía vivamente, y en el fogón había una cantidad de cenizas negras y ligeras, como de papel quemado, y el cofre de bronce estaba abierto y vacío á un lado. Al mi rar el cofre noté, con sobresalto, que en la tapa estaban impresas las tres K. que había leído por la mañana en el sobre.

—«Quiero, Juan—me dijo mi tío—que seas testigo de mi testamento. Dejo mis propiedades, con todas sus ventajas y sus desventajas, á mi hermano, tu padre, del cual, sin duda, pasarán á tí. Si puedes gozar de ellas en paz itanto mejorl Si no lo puedes, sigue mi consejo, hijo mío,