Página:Azabache (1909).pdf/131

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 127 —

York vino inmediatamente á mí, mientras el lacayo se puso delante de Jengibre. Levantó mi engallador, y lo sujetó tan tirante que se me hacía casi intolerable; en seguida se dirigió á Jengibre, que estaba sacudiendo la cabeza de arriba abajo, haciendo sonar el bocado, como acostumbraba hacer ahora. Ella sin duda comprendió de lo que se trataba, y en el momento en que York desprendió del gancho del sillín la correa del engallador para acortarlo, se aprovechó de aquella oportunidad y dió un cabezazo tan repentino, que el sombrero de York salió volando, y sus narices recibieron un severo encuentro, mientras que el lacayo estuvo á punto de medir el suelo. En el acto se le abalanzaron los dos á sujetarle la cabeza, pero ella estaba dispuesta á no dejarse dominar fácilmente, y empezó á recular, á encabritarse y á despedir pares de coces de la manera más desesperada; en una de aquellas patadas montó sobre la lanza del carruaje y cayó al suelo, después de haberme alcanzado á mí un buen golpe de sus herraduras. No es posible calcular todo el ulterior daño que pudo haber hecho, á no haber sido porque York se le sentó rápidamente y con todo su peso sobre la cabeza, impidiéndole que bregase más, y gritando al mismo tiempo:

- Desengancha el caballo negro! Corre á