donde vagan las ruinas de las destrozadas creencias y supersticiones vetustas.
Ahora será bien que yo cite muestras y pruebe que hay en su libro de usted, con notable elegancia, todo lo que afirmo; pero esto requiere segunda carta.
II
En la cubierta del libro que me ha enviado usted veo que ha publicado usted ya, o anuncia la publicación de otros varios, cuyos títulos son: Epístolas y poemas, Rimas, Abrojos, Estudios críticos, Albumes y abanicos, Mis conocidos y Dos años en Chile. Anuncia también dicha cubierta que prepara usted una novela, cuyo título nos da en las narices del alma (pues si hay ojos del alma o tiene el alma ojos, bien puede tener narices) con un tufillo a pornografía. La novela se titula: La carne.
Nada de esto, con todo, me sirve hoy para juzgar a usted, pues yo nada de esto conozco. Tengo que contraerme al libro Azul.
En este libro no sé qué debo preferir: si la prosa o los versos. Casi me inclino a ver mérito igual en ambos modos de expresión del pensamiento de usted. En la prosa hay más riqueza de ideas; pero es más afrancesada la forma. En los versos la forma es más castiza. Los versos de us-