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temala ¿cuál sería la magnificencia, hermosura y ornamento de los sagrados templos? Es voz comun, que he escuchado (y con particular complacencia) repetidas veces á muchos estrangeros y europeos, despues que peregrinaron varios reinos de la cristiandad, que en ninguno se nota aquella generalidad, aquel esmero y aseo prolijo que, así en las fàbricas como en sus adornos, se admiraba en los templos de Guatemala.

No eran todos de igual grandeza; pero eran de bella arquitectura todos, y en su varia simétrica disposicion se descubrian los primores del arte y la pericia de los artífices: unos eran de arcos cerrados, otros de bóvedas, y de cañon otros: en las cornisas, capiteles, pirámides, relieves y otras labores que sirven de realce á las fábricas, habia mas variedad: habíala igualmente en los tamaños: algunas eran de una sola nave, muchas de tres, las mas corridas, pocas cerradas; á escepcion de la Iglesia Catedral que, á mas de sus tres espaciosas naves, tenia dos órdenes de capillas en los dos lados colaterales, á que daban entrada unas puertas gigantes, igualmente hermosas por su labor y su dorado. A esta sola cedian la superioridad y preferencia, en su estructura, las de las Comunidades religiosas, que campeaban soberbias y magníficas sobre las restantes y con ellas componian el número de veintiseis, sin incluir el de las ermitas y oratorios, que eran quince; y aunque en la grandeza de las fábricas habia desigualdad en todas, era á todos universal el aliño, y en tanto estremo en algunas (si acaso en el culto y la piedad hay estremo), que habia. muchos templos, en que apènas se descubrian algunos pequeños campos de las paredes, porque, á mas de la multitud de retablos, bien tallados y dorados, que habia en todos (cuantos permitia la capacidad del templo, en muchos), cubrian sus espacios algunas laminas, espejos y pinturas ricamente guarnecidas y colocadas con arte, ó alguna talla de madera, pulidamente labrada y dorada. Las cornisas sobresalientes, en que fenecian las paredes y daban principio al