palabra á su esposa con mucha dulzura, le dijo:
Tus deseos, queridita mia, tambien son los mios: pero este espectáculo dura cinco horas, y tengo imperiosos deberes que cumplir. Primeramente tenemos que ir á la isla de Borbon á causa de ese pobre Cándido siempre privado de noticias; es un servicio urgente. Tampoco debo echar en olvido mi prefectura de los Andes del Norte. Desde anoche no dispongo ya de mi persona; pertenezco á los Colonos de Jujuy y del Gran Chaco, y á los accionistas de mi mina de cobre. Cinco horas dedicadas á un placer frívolo pesarian sobre mi corazon cual un remordimiento.
Primavera inclinándose dijo:
—Tú siempre tienes razon.
Los dos esposos, despues de haber enviado á Bonifacio al Hotel de la Prefectura de los Andes, para tener todo listo para su próxima llegada, se despidieron de Sebas-