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CAPITULO XIV


Ojala "este eterno femenino" como he dicho Castelar, que en todo esta, y que en todas las partes "se muestra invisible", pero que hace influencia y se manifiesta a las claras por esos medios de su encantadora indole ¡la seducción! ¡ojala, repito pudiera la humanidad prescindir de él!

¡Las mujeres y las flores! es claro que para el mundo entero no hay nada que mas llame la atención. ¿Y como no? Para qué han venido al mundo los dos sexos?... ¡para, amarse! me van a contestar ¡convenido!... ¡y para no amarse también! y sino ahi están las grescas matrimoniales que son el pan nuestro, puesto que se renuevan cada dia...

Como es sabido y nadie me lo negara, Dios creé el mundo en seis dias y el séptimo, según las escrituras descanso... pero ¿cómo descansó?... creando las flores. para nuestro recreo, como ha dicho muy bien un célebre escritor: las estrellas para nuestra admiración (el tal escritor debió escribir esto antes del descubrimiento de la astronomia) y las mujeres para nuestra dicha (devoción diria yo); asi ellas son el centro de nuestra felicidad aunque no en todos los casos, V. g. cuando nos dan calabazas que a ninguno sientan bien, que es el peor dar en que han dado en dar, como lo de-