Cuanto menos esmerada,
Chalcito, color celeste,
Sujeto al pecho llevaba,
Con una mariposita...
De filigrana de plata.
En cada una de sus formas,
En sus modales, en su habla,
Hay un secreto que hechiza,
Hay un hechizo que encanta
Cnuando baila ¡qué donaire!
¡Qué gentileza! ¡que gracia!
Si parece que no toca
El suelo la leve planta,
Entre el bullicio y tumulto
De la alegre contradanza,
Atónito la seguía
Con la vista Y con el alma;
Solo a ella veian mis ojos
Solo su voz escuchaba.
Si furera como esta hermosa,
La que el destino me guarda,
¡Cuan dichoso me -creyera!
¡0h como tierno la amara!
Mientras bailaba lijera
Una presurosaa, valsa,
Cayoselé un ramito
Que en la cabeza llevaba;
Recojilo en el momento
Como una cosa sagrada,
Y guardela aqui en mi pecho,
Que agitado palpitaba
Entre confiado y dudoso,
Acerqueme luego a hablarla
Y mirandome riueña,
Extendió su mano blanca
Brindándome una diamela
Que sobre el pecho ostentaba.
Al tomarla, yo le dije
Con no sé qué desconfianza,
"¿Por qué la empleais tan mal?
"En nadie mejor empleada,
Me contestó cariñosa,
Que en el que humilde se abaja,
A levantar una flor,
Acaso ya pisoteada."
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LAS BELDADES DE MI TIEMPO