pasa a la de sensibilidad; pero siempre se transforma fácilmente en movimiento (directo, cuando es irritabilidad transformada en sensibilidad). Así las manifestaciones más simples tienen la apariencia de derivar de una mayor sensibilidad, mientras que derivan de su primer estadio, la irritabilidad".
¿A qué atribuir la inferioridad actual de la mujer? A la herencia sexual. Como biológicamente es más débil, pues la maternidad significa para el sexo todo un sacrificio enorme de energías orgánicas y psíquicas, mientras en las relaciones universales predomine la fuerza sobre la razón, la mujer no podrá recibir como herencia sexual psíquica más que lo conquistado a pesar de su debilidad física. Objetaráse, como actualmente se objeta en la América del Norte, que aun cuando la mujer disfrute de entera libertad para su desarrollo integral los resultados no corresponden a sus esfuerzos. Pero es que el problema así está mal planteado. La herencia sexual acumulada en ella a través de tantas generaciones como cuenta la especie no puede ser contrarrestada individualmente, en la evolución particular. Necesitaríase la acumulación de la causa: progreso individual continuado en varias generaciones para que la base orgánica de esa debilidad psíquica femenina —el cerebro del sexo, por decirlo así— evolucione progresivamente hasta equivaler al órgano mental del hombre.
Ampliando el diagrama de Ingenieros con un