Tan habituados estamos al régimen imperante del error que contra él no protestamos, dándose el caso original de pretender hacer obra para el devenir ascendente de la humanidad utilizando errores, sancionando prejuicios.
Y se da el caso, más curioso aún, de alabar inconscientemente el retorno al sentido común como guía, hasta en materias educacionales, en las que toda transgresión debería ser castigada como crimen de lesa humanidad: nadie tiene derecho de alegar error si acepta dirigir el futuro de la patria en su más delicada y sabia tarea, la de educar.
Ejemplos al caso. Reciente disposición del actual Consejo Nacional de Educación da en tierra con la absurda, antipedagógica, inhumana medida, imperante hasta hoy, de dar 10 ó 12 días antes de los exámenes escritos de Julio para "que los alumnos repasen sus programas". Hoy, el Consejo, volviendo al sentido común, da esos 10 ó 12 días después del examen, para solaz y esparcimiento, para reposo y renovación.
Siendo alumna de la Escuela Normal de La