mamente vivía por "Las Ranas" con un hombre malo, que se emborrachaba y me pegaba fuerte. Cuando me trajeron acá yo no sabía que iba a tener otro hijo; me lo dijo la hermana y yo no lo quería creer... ".
La Crónica Policial trae a diario relatos de infanticidio perpetrados por sirvientas... y por "niños bien".
Deber de la aristocracia digna de ese nombre es el de servir al pueblo de ejemplo de vida sana y feliz.
Parece, a primera vista, deber fácil de llenar.!Quién no ama la salud y la dicha y no la ostenta ufano aunque más nos sea para exclusivo contentamiento!
Pero es que no se llene un deber sin especiales aptitudes. Para que esa clase llene su cometido, debe ser privilegiada, a la vez,—especialmente en la fase femenina—por la educación y por la vida de familia. Así será elemento útil, espejo de buenas costumbres, modelo de virtudes, representante el más alto del pueblo a que pertenece. Pero cuando se trata de una plutocracia—como, desgraciadamente, es el caso en nuestra Argentina—esa clase, colocada a mayor altura, sirve tan sólo, para difundir, aumentados, sus defectos. Es que el oro de la tierra es corruptor si no se alía el oro del espíritu.