No más posible educación niveladora. La tendencia será a diferenciar, a profundizar separaciones, a individualizar.
No más absurdo pedido de igualdad de derechos para ambos sexos, y sí acentuadísimo esfuerzo por hacer resaltar lo original, por fortalecer lo característico, por realizar más acabadamente en la mujer lo femenino y en el hombre lo masculino.
Y este cultivo amoroso del propio yo, de lo personal, del individuo, acabará con las falsas luchas de clases y de naciones.
Reconocido el principio de que cada hombre es una modalidad nueva de la energía, por egoísmo bien entendido, cada uno se apercibirá por medio de la auto-educación, para descubrir y conquistar esa característica original. Al aplicarla, dará a los demás algo tan precioso como una obra de arte: se dará a sí mismo en lo que tenga de mejor, de más íntimo, de más fuerte, de más esencial. Y no podrá estorbar obra alguna, puesto que cada ser se sentirá destinado a conquistar determinada posición en la vida, después de haberse conquistado a sí mismo. Y, por el solo hecho de hacerla suya, participará de su obra la humanidad.
Y el feminismo bien entendido se desarrollará recién en el veraz ambiente del egoísmo. La mujer-madre, cumplidora de sus deberes y, por lo tanto, poseedora de sus derechos, velará sobre su propiedad: el hijo. Impondrá su ideal al moldearlo y educarlo de acuerdo con las aptitudes v necesidades naturales. Intervendrá en la escuela,