que una verdad a medias. En un caso particular, examinando la bellota y el roble, por ejemplo, se dirá: "Si la bellota evoluciona hasta desarrollar el roble, es porque el roble está involucrado en la bellota". Y la idea de la "involución", de ese algo misterioso, llámesele "absoluto, energía cósmica, inteligencia universal, o divinidad", se le aparecerá como el complemento de la evolución.
Ante el problema de los sexos, verá que, en el fondo, no es una cuestión de antagonismo ni de preponderancia unilateral, sino el problema de "la persona humana" considerada bajo su doble aspecto "masculino" y "femenino"; aspecto tan importante el uno como el otro, aunque esencialmente diferentes.
Comprenderá que —aunque hasta ahora por razones de herencia y de educación, que serán fácil pero lentamente descartadas en adelante, el hombre ha llegado a un desarrollo intelectual incuestionablemente superior — "mujer" y "hombre" son, en esencia, dos seres diferentes, inversos, complementarios, equivalentes; que hay progreso sexual cuanto más se ahonden los caracteres específicos, y que el carácter específico de la mujer es la maternidad.
Vese cuan extraviado marcha el feminismo actual, verdadero "masculinismo", que convierte a la mujer en la caricatura del hombre; movimiento de protesta tan justo como inconsultamente llevado a cabo, al cual, en buen criollo, perdonadme,