Página:Canciones Surianas.djvu/17

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¡Cuan bello que ríes!... Tu boca es un broche
de rojos claveles; y en tu hombro albeante
tu obscuro cabello, semeja hosca Noche
que enreda sus sombras á un Alba triunfante.

¡Tus ojos.... en ellos con fúlgido fuego
Amor—mariposa voluble—hace gala
batiendo dos pétalos de oro y azur;
en ellos un vivo placer, loco y ciego,
audaz quema el ala;
en ellos esplende la lumbre del Sur!


Pareces querube tendido en la cuna,
la música oyendo de eclógicos sones,
ó bien tremulante rayito de luna,
prendido en un copo de lácteos vellones.

Descansa, mi reina, descansa, ya es hora;
la tierra vomita su aliento de horno....
ya todo se aduerme, no se irgue una flor;
allá, entre las ramas, el ave canora,
sacude el bochorno....
y en tanto, yo arrullo tu ensueño de amor.