con la idea de la muerte, porque si no aquella estancia tan sombría que me habeis presentado, estará siempre presente en mi memoria.
El aparecido lo condujo por diferentes calles, y á medida que adelantaban, Scrooge iba mirando á todos lados con la esperanza de contemplar su imágen, pero no la vió. Entraron en la habitacion de Bob Cratchit, la misma que Scrooge habia visitado antes, y allí encontraron á la madre y á sus hijos sentados alrededor del fuego.
Estaban tranquilos, muy tranquilos, inclusos los enredadores pequeños. Todos escuchaban á Pedro el hermano mayor, quien leia en un libro, mientras que la madre y las hermanas se entregaban á la costura. ¡Aquella familia estaba positivamente tranquila!
«Y tomando de la mano á un niño, lo puso en medio de ellos.»
¿Dónde habia oido Scrooge aquellas palabras? De seguro que no las habia soñado. Por fuerza debió ser el lector quien las pronunciara en alta voz, cuando Scrooge y el espíritu atravesaron los umbrales. ¿Por qué se habia interrumpido la lectura?
La madre colocó su tarea sobre la mesa y se cubrió la cara con las manos.
—El color de esta tela me hace daño á la vista, dijo.
—¿El color? Ah pobre Tiny.