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parrado en el que tú tanto te complaces oyendo sus gorgeos! Mi canto te agradaria, y yo recibiria entónces los besos que le das.
Fílida, los habitantes de nuestros bosques oyen con gusto mis acentos. Los sátiros [1] danzan al son de mi lira, y Pan [2] aplaude mis tiernas canciones. Las ninfas, dejando sus tranquilas moradas, vienen á regalarme las primicias de sus frutos y tórtolas blancas como la nieve. Pero á tí sola, ¡ó Filida! estan destinados estos presentes, y por tí sola es por quien los pastores reunen en