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—Pero son giles ustedes, ¿adónde van con ese bochinche de ideas en el mate?
—Adonde queremos. Vos sos muy pesado por eso te quedaste atrás; habrá que arras- trarte.
—Si me lo hicieras comprender bien...
—Mucho trabajo, por ahora no, sos pesado, ya te lo dije, sos medio elefante.
““Si al menos hubieras sido hijo de un juez, o si hubieses pasado hambre y sueño, con un poco de inteligencia se te aclaraban las ideas.
—¿Por qué? ¿Es tan malo ser hijo de un juez?
—Ser hijo de juez no, pero ser juez y apo- yar la pena de muerte es ser anormal, o pieza de museo, o un asesino vergonzante.
—Che, tu viejo...
—Un hombre nada más, un individuo como cualquier otro.
¡Abajo la tiranía ! ¡Viva la libertad! ¡Vivan los derechos del hombre! ¡ Abajo el capitalis- mo burgués! ¡Trabajo! ¡Queremos trabajo!
—¿Qué es eso, qué son esos gritos?
—La Marcha de los Desocupados.
—¿Pero tienen permiso de la policía?