162 ADOLFO P. CARRANZA
nueva suerte debida al influjo de un nuevo sistema hará que mueran recono- cidos al origen de su dicha y que miren su vida con aprecio en cuanto pueda ser- vir de sacrificio al autor de tantos bienes. He ahí una demostración en grande de lo que dije en el principio: que las mu- jeres tienen una parte principal de in- flujo en nuestra revolución, y si ellas se engríen con esta confesión será crci- ble que nos den nuevos motivos que sir- van de materia á nuestros elogios: al presente no podremos hacer un encomio más subido de su amor al país que fe- cundan, que refiriendo sencillamente la gloriosa ocupación á que se han ofrecido las familias más distinguidas de esta ca- pital: ellas han tomado sobre sí la tosca tarea de coser las camisas destinadas á la tropa; y será cada soldado un héroe, cargado de las finezas de un sexo que hace la mitad de su fortuna y de su exis- tencia: sólo una ocurrencia para mí tan grave pudiera hacerme tomar la manía de poeta: he compuesto un soneto, hijo primogénito, temo decir, de mi numen, pero ya lo dije, y aunque Apolo tenga á menos habérmelo inspirado, tal cual es,
