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¡barca que flotó al impulso
de ilusiones y esperanzas!...
Miraos en esas olas
vosotros, olas humanas:
si aquellas alma tuvieran
con la vuestra se hermanara.
“Muera quien muera ¡qué importa!
si yo hago lo que me agrada”
dicen las olas bravías
en su diabólica danza.
Y dicen los egoístas
con acciones y palabras
“Sufra quien sufra ¡qué importa!
Hágase mi gusto y basta”.
Mas... esas olas perversas
que tragan hombres y barcas,
nada piensan, nada temen:
las olas no tienen alma.