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No es el odio quien pone las espinas
que cubren del rosal las duras ramas:
las rosas son emblema de la dicha
y ¿qué dicha no cuesta alguna lágrima?
Porque imitéis el rojo terciopelo
que envuelve de Jesús la imagen santa,
os daré un corazón hecho del mío...
Aprenderéis a amar a quien no os ama.
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