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El chacarero mi calor desea
y sufre por mi ausencia muchas veces;
que su labor recompensada sea:
voy a dar al trigal doradas mieses.
En invierno deshice las heladas,
en setiembre troqué en frutos las flores,
y ahora, las espigas codiciadas
esperan sazonar con mis calores.
Sin mí, para ti, Tierra, eterna fuera
la noche; ni la Luna alumbraría...
Y hay en ti quien a Dios negar quisiera...
¡a Dios que con mi luz te manda el día!
Las aves de armonía hacen derroche
bendiciendo al Autor de lo creado,
cuando alejo las sombras de la noche,
¡y almas hay que de Dios se han olvidado!