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HISTORIADORES DE CHILE.

de nuestros spíritus. Y pluguiese a Dios parase solamente en deseos la imitacion de estos sacerdotes, que parece que el santo doctor hablaba en profecía de estos nuestros tiempos, pues prosigue diciendo: sacerdotes falsos de Dagon son verdaderamente los que, aunque a manifiestos ídolos y simulacros falsos no se humillan, con sus perversas y malignas obras se sujetan a postrar por el suelo las rodillas a los ídolos y simulacros de sus desenfrenadas concupiscencias y apetitos livianos. Este es el mayor trabajo de nuestro reino, que se presuma pueden permanecer de aquellos sacerdotes que a los principios de esta conquista, escandalizaron a estos pobres infieles, como queda manifiesto y declarado en otros antecedentes capítulos; pues en este alzamiento jeneral último del año de cincuenta y cinco, los mas ladinos pajes criados entre nosotros hacian burla y chanza de nuestra doctrina y enseñanza, por el mal ejemplo que les daban algunos que tenian a cargo su doctrina: que cuando no fuese mas que uno entre tantos buenos, bastaba para decir lo que nuestro citado santo nos significa con sus palabras antecedentes, que hasta hoi permanecian algunos sacerdotes del dios Dagon. Pues ¿de qué nos maravillamos de ver por el suelo tantos edificios, arrasadas nuestras haciendas, despobladas nuestras casas, los templos sagrados que nos servian de muralla y de consuelo, postrados y abatidos, y finalmente a nada reducidas nuestras conveniencias? Y con estar mirando estos continuos castigos de la divina mano, no los tememos, ni al camino verdadero nos encaminamos, y no hai quien nos dé voces, como las daba el sacerdote Esdras a los de Babilonia, a los de Asia, Ejipto y Siria: jai de vosotros los de las Indias! hai pocos que nos digan; por cuya causa podré decir yo llorando: jai de tí Chile y ai de nosotros, porque aun no tenemos el castigo igual a nuestras culpas por semejantes obras a las referidas! como dijo el gran maestro Gaspar Sanchez, de la compañía de Jesus, sobre la muerte que algunos juzgaron la padeció el sacerdote Ossa, por haber aquella noche antecedente a su muerte cohabitado con su mujer, que en aquella lei antigua era prohibido a los que administraban las cosas sagradas, y habiendo llegado atrevidamente a tocar el arca, quedó muerto en presencia de los demas; a cuya causa dijo nuestro intérprete citado, que fué mui justo el castigo que tuvo, porque los que tienen a su cargo la administracion de los sagrados ministerios, han de estar mui limpios y puros y se han de abstener de todo aquello que les puede manchar y entorpecer, principalmente de cualquiera cosa que toque o huela a cohabitacion de la mujer, segun el precepto del Levítico. ¡Oh cómo debíamos seguir los pasos de algunos antiguos jentiles y imitar sus acciones en la observancia de sus ritos y en la reverencia con que administraban sus sagrados ministerios! pues para ver de llegar a tocarlos con las manos y hacer sus acostumbrados sacrificios, acostumbraban purificarse por las mañanas, habiendo tenido la noche antecedente con la mujer, aunque fuese propia, algun acto: así lo notó Brisonio, y Tibulo en medidas letras y Persio por lo consiguiente dijieron así: endingun